¿Basta un sorbo de single malt para evocar la desnudez de verdes paisajes, el aroma de fuegos de oscura turba, el agua dorada en un riachuelo, las algas entrelazadas sobre playas de arenas negras y blancas, la fuerza y la sal del rugiente Atlántico? Tras visitar las remotas islas de la costa oeste de Escocia no queda duda: en sus singulares y excelentes whiskies es posible encontrar mil matices, siglos de historia y mucho más.
El dominical de El Periódico, nº 118. 23 de junio 1996.
El sentimiento de pertenecer a un lugar excepcional pero olvidado y abandonado a su suerte –casi siempre mala– parece formar parte de la personalidad de las Hébridas, una personalidad reacia e independiente, fraguada desde las primeras invasiones celtas hasta la actualidad. Son más de 200 islas apartadas en la costa noroeste de Escocia, de las que apenas 113 están hoy habitadas…
Mucho se ha brindado este año en Escocia con la disculpa de celebrar la primera referencia escrita al uisge beatha, el «agua de vida» gaélica, el whisky, un auténtico símbolo del país y su mejor embajador en todo el mundo. Una botella de buen whisky contiene mucho más que unos buenos tragos: recoge una historia turbulenta, paisajes salvajes, gentes de carácter, técnicas depuradas y un arte muy refinado. Cada tipo de whisky y cada marca, sean single malts, blends o vatted malts, son ejemplares únicos e irrepetibles para todo buen entendido.
Leo en La Vanguardia (5/2/2022) que la Hipótesis Gaia vuelve a estar de moda. Se trata de la teoría que afirma que el planeta Tierra en su totalidad, incluyendo seres vivos, océanos, rocas y atmósfera, funciona como un super-organismo que modifica activamente su composición interna para asegurar su supervivencia. Las implicaciones de esta teoría son tremendas, sobre todo en lo que se refiere al papel de los humanos como alteradores de los ecosistemas y de la atmósfera: ¿Decidirá Gaia prescindir de los humanos?
Cuando Lovelock publicó los primeros artículos en revistas científicas, el mundo académico respondió a la Hipótesis Gaia con críticas y cierto desprecio general, con contadas excepciones como la microbióloga Lynn Margulis o el geoquímico Lars Gunnar. Por otro lado, causó entusiasmo entre muchos ecologistas y gentes de los movimientos New Age, que han hecho encajar esta teoría con su revivir de lo sagrado. En la entrevista que pude hacer a James Lovelock en 1989, me decía: Bueno, no hay que olvidar que en las instituciones científicas han de pasar 40 años antes de que una teoría sea aceptada. Ésta solo tiene 15 años en su forma reciente, así que ¡no está tan mal!
Quizá el primer artículo que se publicó en España sobre la Hipótesis Gaia, es el que escribí, en 1982, en la revista Integral. Han pasado los 40 años predichos por Lovelock, casi los mismos que ha llevado tomar conciencia social -no generalizada- del Cambio Climático, que dificultará la vida de los humanos en el planeta Tierra. ¡Qué lentos somos!
Mientras tanto, James Lovelock, a sus 102 años, continúa siendo inspirador y polémico.
Si este verano recorremos el norte de Burgos, descubriremos pueblos y valles en los que la quietud de la piedra tallada y la belleza de la piedra natural invitan a reducir velocidad y escuchar atentamente.
Disfrutaremos con el tañido de la campana en la ermita milenaria, el burbujeo del caño en esa fuente tan fresca, los caminos por montes, cuevas y desfiladeros, la brisa en las copas de pinos, robles y encinas, el despertar con pasacalles y las risas de esas tardes con dos pares de cerezas como pendientes de lujo.
Será también un viaje en el tiempo, hasta los orígenes de Castilla, el nacimiento de la lengua española y todavía más atrás…
Leer el artículo completo en Viajes National Geographic, nº 255, junio 2021.
Sláinte! Sláinte! Desde el interior del croft house, la sencilla casa con techo de brezo alquilada para unas semanas, llegan los brindis de amigos y vecinos deseando salud. Casi es de noche y afuera la llovizna se condensa sobre la nariz y los párpados, mientras fantásticas líneas de espuma se dibujan frente al acantilado.
El humo de turba de la chimenea se mezcla con jirones de niebla que se precipitan desde las cumbres rocosas, veloces, empujados por el viento atlántico…
Leer el artículo completo en Viajes National Geographic, nº 196, 2017.
Allí estás, recién aterrizado en Londres, con el mapa del metro en la mano, intentando entender esas 15 líneas de colores. Sobre ellas destaca una más ancha, de color azul claro, serpenteante como un intestino que se prolonga de oeste a este de la ciudad, convertida en la principal referencia: el río Támesis, The Thames.
Recorrer sus márgenes es una buena opción para conocer la ciudad, aprovechando el ancho cauce de turbias aguas para obtener unas vistas panorámicas, esas que el fueraborda de James Bond vuelve a dejar atrás en Spectre…
Leer el artículo completo en Viajes National Geographic, nº 191, 2016.